Darte a luz

Parir-te - Lluna de LlumHay momentos vitales que hay que vivir. Hay momentos vitales que la biología ha definido como ritos de paso para prepararnos y hacernos crecer para lo que viene. Uno de ellos es el parto.

El parto es un momento para sentir, llenarse de energía y expandirse como pocas experiencias vitales permiten. Es una danza perfecta que orquesta cuerpo, mente y alma y que consigue, como nunca, que cada uno esté en su lugar y en equilibrio para que ocurra el milagro: el nacimiento.

En el parto, parece que el fin es que nazca una criatura, pero nos perdemos. El tránsito y camino hacia el nacimiento está diseñado para que antes incluso del nacimiento, nazca la madre. Sí, antes de que la criatura nazca, nace la madre. El embarazo, la gestación y el parto le permiten nacer junto a su hijo.

El parto abre las puertas del infinito, de todos los misterios de la vida, de las sombras más oscuras y a la luz más poderosa y divina.

Y mientras la danza avanza, si la madre se resiste, la clave permanece en su alma. Pero cuando se abandona a los secretos del ritmo y la danza que los ancestros tocan, el mundo se detiene y se abre la puerta a una dimensión infinita, mágica, atemporal, femenina, sinuosa, sutil, poderosa y que escapa a toda lógica.

Y es aquí donde poco a poco se desencadenan los milagros. Cuando el todo se apodera de los dos seres abrazándolos para que se sientan fundidos en la unidad. Cuando el abandono es tan grande que la mente ya no juega ningún papel en este baile… Madre e hijo, nacen.

Nace un hijo divino a una nueva vida.

Nace una nueva madre que se sabe capaz de todo, fuerte, conectada, divina y perfecta.

Nace, una familia empoderada.